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#reto21diasdefotografia, Fotografía, Inspiración, Lifestyle

21 días de colores – Parte II

Que penita, ya acabaron las mini vacaciones de Semana Santa…aunque como ya sabéis, por muy minis que sean, yo este año ni las he olido…pero bueno, los ratitos para cervezas y tapitas, los he sacado, así que, no me quejo.

No creais que se me ha olvidado, que os debo un post-crónica de mi aventurilla catalana…y digo aventurilla, porque siempre me pasa lo mismo, creo una expectación bestial, y luego me digo a mi misma… “¿¿Lucía, tu eres tonta?? Esto que a ti te daría para escribir una trilogía similar a la de El Señor de los Anillos, ¡¡¡es el día a día de muchísima gente!!! ¡¡Que aventura ni aventura!! … pero bueno, no puedo contároslo, sino de la manera en la que lo he vivido, y no puedo ocultar, que aunque mi interior y mi esencia, es la de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, cuando me sacan de Huelva, me convierto en una auténtica catetilla.

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Así que voy a comenzar esta historia desde el principio… ¿¿¿ Qué cómo me he unido a #cenasadivinaontheroad??? pues realmente no lo sé ni yo, jaja…todo empezó allá por febrero, cuando Silvia, lanzó un SOS en Instagram, solicitando ayuda de fotógraf@s, para cubrir nuevas cenas, que habían sido añadidas al calendario Adivina…lógicamente, no tardó mucho en recibir respuestas y, poco a poco, se fueron cubriendo las fechas…pero de casualidad, vi como pedía ayuda para una cena en Barcelona el día 18 de Marzo…en ese momento mi cabeza tuvo un cortocircuito y lanzó un mensaje directo a mis dedos, sin pasar por el departamento de finanzas, administración o logística…nada de nada, mensaje directo para que empezaran a escribir… “Silvia, si te parece bien, estaría encantada de ayudarte en esa cena”…y enseguida recibí el entusiasmo y la cercanía de Silvia, dándome un rotundo SI.

En ese momento mi Rubio entraba por la puerta de casa, que venía de hacer algunos recados…y la situación que se vivió fue esta:

Rubio: “¡Nena, ya estoy aquí!….

Yo; OK… ¡Nene!

Rubio; ¡Dime!

Yo: ¡que nos vamos a Barcelona!

Rubio: ¡QUEEEE!

Yo: Si, ¡que nos vamos a Barcelona!

Y entonces asomó la cabecilla por la puerta del despacho, con los ojos como platos y diciéndome… “¿¡que nos vamos a donde!?”

Yo le puse carilla de emoticono del WhatsApp, y le expliqué lo sucedido…jaja, todavía me acuerdo de su cara de asimilación y es que me parto….

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Bueno, aquí quiero hacer un kit-kat, para explicar, que aunque estoy como una verdadera chota, siempre hay un rayito de cordura en mi, y más aún cuando hablamos de cosas que requieren una inversión económica…para ir a Barcelona, yo contaba con casi la gratuidad del viaje, ya que allí vivía una amiga-HERMANA, que me aseguraba comida y estancia, así que bueno, podíamos verlo como una visita, en la que aprovecharía y asistiría a la cena ( así se lo planteé al Rubio para evitar parraques innecesarios)

Así que, una vez asimilado todo, entramos en la fase de emoción profunda, porque nos íbamos de viaje, veríamos a nuestra hermanita, y podría asistir por fin, a una Cena Adivina…todo genial, hasta que 48 horas después de esto, y sin todavía decirle a mi amiga que íbamos a verla, me llama ella antes, y me dice que regresa a Huelva para quedarse… “¡en 15 días me tienes ahí!”

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¿¡¿En serio?!? Esto no me puede estar pasando a mi…si parece de coña…no sé cuánto tiempo, diciéndole que se venga ya, que la echo mucho de menos, y ahora, precisamente ahora ¿¡¿regresa a casa?!? Sí, estoy muuuuy feliz por tu regreso, pero es que ahora te necesito en Barcelona…Porque seamos claros, sin ella allí, el presupuesto se disparaba en exceso, y ya la aventura se tornaría en pesadilla, y probablemente hubiese tenido que abortar la misión …por lo tanto, que podía hacer en este caso…estaba claro…¡¡LLORAR!!…no arregla nada, pero desahoga tanto….

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Después de la llorera pertinente, vinieron las palabras mágicas, esas que provienen de mi bastón, de mi apoyo más grande, del rubio de ojos azules que un día se cruzó en mi camino para acompañarme en todas mis locuras…porque si, para estar loca, tienes que tener un marido que esté igual de loco que tú, o que te quiera tanto, que sacrifique su cordura, por meterse contigo en una camisa de fuerzas…El Rubio me dijo; “Nenita, no llores…tu haces esas fotos, aunque tengamos que dormir en el metro”…y estas fueron las románticas palabras que hicieron que acabáramos a 1000 km de distancia para asistir a una cena.

No sé por qué, pero generalmente las locuras acaban bien, y el karma, el universo o no sé qué, me puso en el camino a Anna, mi Floureta…que en cuanto se enteró que iba a Barcelona, no dudó ni un instante en ofrecerme su casa, su familia, sus amigos, sus desayunos, sus perritas (de las cuales me declaro fan desde ya) su tiempo…

Ya lo teníamos todo, así que allá que nos fuimos…12 horas nocturnas de coche…más de 1000 km conduciendo, para asistir a una Cena Adivina…jaja ya le he dicho a Silvia que soy como una grupi, que si para mi primera cena hice 1000 km, ya no hay distancias para mí, y la seguiré a donde vaya en #cenasadivinaontheroad.

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Llegamos a Barcelona por la mañana…un cafelito con Anna, y un poquito de descanso, para estar a punto esa noche. Cuando me levanté a las pocas horas, el cansancio se hacía patente en mis ojeras…pensé “madre mía, esta bolsas en los ojos no se quitan ni aunque te pintes como una puerta”… así que, me pinté como DOS puertas, y me dispuse a asistir a mi primera cena adivina como fotógrafa…flan era poco…el corazón me iba a mil… “¿lo haré bien?… ¿estaré a la altura?”…pero todo ese nerviosismo, incertidumbre y preocupación, se disiparon cuando Silvia abrió la puerta…en ese primer abrazo se lo llevó todo y solo me dejó ternura, serenidad y energía.

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Silvia enamora al instante, es tan cercana y entrañable que desde el minuto cero, me hizo sentir como en casa…como si fuera a fotografiar una cena familiar o el cumpleaños de un amigo. Y lógicamente, si ella es un encanto, su equipo no podía ser menos…Tamara, no solo tiene un don para la cocina, si no que tiene esa misma magia en el trato con las personas. Tristemente, no suelo organizar muchos eventos, pero el día que tenga uno, Tamara se viene conmigo.

Allí estaba todo preparado, una decoración cuidadísima, una mesa maravillosa, una luz tenue que creaba un ambiente íntimo…y que bueno, no es precisamente la mejor amiga de una fotógrafa, pero si reconozco que es indispensable para no dejar atrás, la esencia de las cenas adivina…y es que cuando fueron llegando las invitadas, fue como si las estuviera recibiendo en mi propia casa…el cariño y la cercanía sobresalía por encima de todo. Cuando se sentaron, tuve la sensación de estar en una de esas cenas con amigos, en las que con un sofá y una botella de vino, arreglas el mundo mientras llega la hora de que salga el sol…

Ahora tocaba las presentaciones…y cuanta mujer interesante…madre mía, mi más profunda admiración a todas las que estaban allí sentadas…cada una con sus particularidades que las hacen especiales…fue todo un placer conoceros y compartir cena con vosotras.

Y por fin, el turno de Angi, que con su relato claro y sin adornos, nos hizo ver, que los “pelotazos” no existen, y que detrás de toda recompensa hay un grandísimo esfuerzo…una fuente de sabiduría para emprendedores/as y para cualquiera que quiera dar vida a su proyecto, y que nos mostró como Mr. Wonderful no es más que el resultado de la pasión, el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Fue maravilloso oírla hablar de la marca, como si aún se tratase de su pequeño «proyectito» handmade, el cual mima y cuida al detalle.

Preguntas, anécdotas, risas…muchas risas…la cena avanzó casi sin darnos cuenta, hasta bien entrada la madrugada…y es que cuando estás a gusto, no te das cuenta de que el tiempo pasa.

Cuando llegó la hora de la despedida, en el ambiente se quedó esa sensación de querer más, más ratitos como ese, más cenas en tan buena compañía, y más horas de charlas y puesta en común de todos esos temas que nos inquietan y atormentan a la hora de poner nuestra idea en marcha.

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Salí de allí con la sensación de llevarme en la mochila una experiencia única, y que espero repetir pronto. Silvia, mil gracias por todo, y mil gracias también al equipo que le acompañaba en esta ocasión y que estuvo pendiente de mí en todo momento…gracias de verdad, me sentí como en casa.

Y bueno, después de esto me quedaba la traca final, disfrutar de la compañía de Anna y Pablo, a los que tengo que agradecer infinito su hospitalidad, su dedicación, y por supuesto, su compañía durante todo el fin de semana…de verdad MIL GRACIAS.

Pues hasta aquí mi relato del pasado fin de semana…ahora much@s pensaréis, “vaya aventura de pacotilla”… “¿¿y para esto tanto rollo??”…bueno sí, quizás para según qué vidas, esto no sea más que una actividad más, totalmente cotidiana, pero para mí, que no salgo de mi más confortable entorno, esta ha sido una experiencia, única, maravillosa y muy gratificante.

Si habéis llegado hasta aquí, sois mis ídol@s, porque vaya rollazo que os he soltado…y eso que he resumido una barbaridad, porque si me pongo a dar detalles, no acabamos…desde luego, eso de sintetizar, no va conmigo…

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4 Comentarios

  • Responder Josie 27 marzo, 2016 a 20:34

    ………………a mi me ha encantado…un beso

  • Responder Silvia 27 marzo, 2016 a 22:00

    Lucia.. Ay madre q llorera me he llevao de leerte! Eres un regalo tan grande, ni idea tenía de q hiciste todo eso por venir. Yo creía q te pillaba en Barcelona la cena y no al revés.. Ay Dios mío muchisimas gracias por el esfuerzo tan grande! Tus fotos son preciosas pero tu.. Eres increíble! Vaya suerte os tenéis en rubio y tu! Deseando ser yo la q se haga los kms por estar un ratito con vosotros! Gracias a miles!!

  • Responder Elisa Ollora 27 marzo, 2016 a 23:29

    Me encantó la historia Lucía!! Eres una contadora de historias genial y no te digo fotógrafa…quiero ver esas fotos de cenasadivina yaaaa
    La verdad que es genial que te diera la locura y te lanzaras a ir tan lejos y que tu rubio te acompañase, eso es amor!!
    Ojalá un día pueda ir a una cenasadivina y tú seas la fotógrafa

  • Responder Ana Martin 28 marzo, 2016 a 15:35

    Tu sí que eres mi ídola, mi niña. Me ha encantado tu aventura y mas todavia cómo lo cuentas. Eres muy grande, aunque no te lo crees. Quiza precisamente por eso, porque eres cercana y «de verdad». Molas mucho. Te deseo mil aventuras mas. Y que yo las vea y las lea. Un beso.

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