21 días de verano – Parte II

¿¿Habéis vivido ya, el verano de vuestra vida??

Lo cierto, es que cuando va llegando finales de mayo, empiezan a bombardearnos en la tele con imágenes maravillosas de veranos de ensueño…chicas altas y delgadas, con reflejos rubios en el pelo, ropa surfera y desenfadada…todas acompañadas por amigos a cada cual mas guapo…corren por la playa, beben cervezas y cócteles, se lanzan desde acantilados a aguas cristalinas, viviendo así momentos locos e irrepetibles…se mueven en vespa o en jeep…siempre sonríen…viven amores estivales, ven atardeceres mágicos, duermen a la intemperie, saltan sobre candelas en la playa, acuden a verbenas…

Y ahora me pregunto…¿¿¿he vivido algún verano así???

Lo cierto es que no…de echo ni se parecen…es más, creo que comparando…VAYA TRUÑACOS DE VERANOS LOS MIOS!!!! Que queréis que os diga…mis amigas y yo no superamos el metro setenta, el hilillo del bikini se nos hinca en la lorcilla, no me tiro del ningún acantilado porque tengo un vértigo del copón, me mareo en los barcos, no salto por encima de las candelas, porque pienso que qué manera más tonta de morir, si proponemos un viaje, tenemos que hacer malabarismos por culpa de la escasez de pasta, ni de coña voy a entrar corriendo en el agua ( ya sabéis lo que pienso de los contrastes de temperatura) y bueno, si te estás enamorando, las mariposillas te dopan y todo es maravilloso, pero si no, la realidad te da de golpe en la cara…dicho así parece que el problema sea yo, que soy muy sosa…pero nada mas lejos de la realidad, al contrario, soy una polvorilla  que suelo estar como unas castañuelas, pero es que, te lo pintan tan genial, que todo se queda a la altura del betún…

Pero también pienso…¿¿habré tenido el verano de mi vida, y no me he dado cuenta??

Creo que con esto del verano, pasa como con el amor…nos crean unas falsas expectativas con lo que debe ser un verano de diez y claro, después vienen los chascos y las frustraciones…

Con el amor romántico, nos hacen creer que vendrá un príncipe azul, guapo y fornido, para rescatarnos de nuestra vida de mierda, haciéndonos vivir a partir de ese momento, una vida llena de amor, pasión y emociones fuertes…nos hacen pensar que tras una discusión telefónica, el maromo en cuestión, pillará un vuelo y, en unas horas, se presentará en la puerta de casa, con un ramo de flores que le tape el rostro y que al bajarlo, nos lanzará una mirada lasciva y una sonrisa de medio lado, y tras dejar caer el ramo al suelo, se lanzará a besarnos con una pasión desenfrenada, que dará el pistoletazo de salida a una noche de locura y perdición, despertando acurrucados, cubiertos solos por zonas, con una sábana, pudiendo retozar en la cama hasta que ya no pongan desayunos en los bares…que no es problema, porque él, con tan solo un pantalón de chandal, que le cae genialmente sobre las caderas como a Christian Grey, se levantará a hacernos el desayuno, el cual nos despertará con su delicioso olor y degustaremos con una sexy camisa de hombre puesta…

…¡¡¡¡¡¡PERO VENGA YA!!!!!!!!…

…que si, que a alguna de la que me estáis leyendo le habrá pasado algo parecido ( mi mas sincera enhorabuena, por cierto) pero seguro que también hay alguien que me está leyendo y le ha tocado la primitiva, ¿¿a que si???…pues igual…ese concepto del amor romántico, no hace más que jodernos la vida, porque claro, inevitablemente, en lo mas profundo de tu ser, te quedas ahí esperando, esa respuesta romántica que nunca llega, y que no hace mas que dejarte ese pensamiento dañino de… «pero que asco de tío…pues no que no se ha dignado a traerme ni un matojo de flores del jardín de al lado, para pedirme perdón…» o si no gustan las flores… «fíjate lo poco que le importo, que no se ha recorrido 15.000 km y gastado 300 euros en un vuelo innecesario, para darme la sorpresa y reconciliarnos…» pues no, la realidad es que os lleváis tres días sin hablaros, y cuando llega, tu te haces la digna y él te dice… «¿que?»…a lo que respondes… «¿que de que??» …y lo más que ocurre es una nueva discusión para ver quien llevaba la razón, que finalizáis con una reconciliación…sí, pasional…pero nada romántica…

…pues lo mismo pasa con los veranazos…te motivan a hacer locuras, saltar de acantilados, vivir amores de verano, ir a festivales, viajes diferentes, candelas en la playa, vestidos blancos, pelos ondulados, bengalas, mojitos, siestas en hamacas, comidas interminables, pieles bronceadas, atardeceres eternos, conciertos, calas solitarias, arena blanca, entrar corriendo y saltando en el mar, paseos en bici, besos interminables y amaneceres en compañía, y claro, te miras a ti misma y, con una tristeza profunda acabas diciendo…«¡¡vaya mierda de verano que me estoy tirando!!»…cuando en realidad, aunque trabajas, todo es más lento y relajado, disfrutas de cenas eternas con amigos, vas a la feria del pueblo en la que te lo pasas pipa, tomas el sol, te pegas chapuzones, duermes la siesta, disfrutas de los atardeceres y de las tardes largas, la piscina o playa, la familia…

Probablemente haya tenido muchos veranos de mi vida, probablemente haya disfrutado de momentos de locura, aventuras y viajes únicos, pero como siempre, no he sabido valorarlos o no han sido suficiente para superar esos anuncios que enamoran…aunque este año está siendo algo diferente, eso es precisamente lo que lo hace especial, que es diferente…así que, y ahora hablo no solo para mí, vamos a dejar de torturarnos con todo aquello que no hacemos, no hemos hecho o no podremos hacer…el verano es este, y este, es nuestro verano, así que no dejemos que la vida idílica que nos enseñan, empañen la cantidad de momentos maravillosos que tenemos…

#EsteTambienEseElVeranoDeMiVida