¿¿No os pasa, que al empezar el verano, hacéis miles de planes, y luego no lleváis a cabo, absolutamente ninguno???
Tooodos los años de mi vida adulta, en el mes de marzo ( mes en el que por aquí, podemos empezar a experimentar calores de la muerte) empiezo a plantearme sacar poco a poco la ropa de verano…sin agobios, sin prisas, guardando las prendas de invierno puro, y sacando algo de la ropa mas fresca, para ir lavando y ordenando sin que mi casa acabe pareciendo Zara en rebajas…ya por abril, empiezo a pensar en la posibilidad de hacer limpieza, para así en veranito, tenerlo todo listo y despreocuparme de tareas de este tipo…cuando llega Mayo, el calor es equiparable al de la temporada estival, así que, ya empezamos a salir y entrar, a darlo todo, a comprar los modelitos que luciremos con el morenazo y, como no, a poner sobre la mesa cientos de planes para hacer en verano…
…vamos a hacer una ruta patinera nocturna, una acampada, una fiesta ibicenca en casa de Fulanito, una barbacoa en casa de Sutanito, vamos a pasar un fin de semana de desconexión y relax en pareja, vamos a comer en tal y cual sitio, a disfrutar de una mariscada, vamos a pasar un día en el parque acuático, descubrir lugares nuevos, pasar una noche de pesca, quedar con toda esa gente que por circunstancias vemos poco, ir a un festival, tirarnos alguna que otra juerga, dedicarle tiempo a la familia, pasar unos días a lo mochilero, leer un libro o dos, hacer submarinismo, ayudar a mi madre con la obra que tenía prevista, pasar el día en la playa, ir a la piscina, cervecear e ir a un concierto en el Mosquito, y hacer una escapada en furgoneta.
Y llega marzo e, inexplicablemente, no consigo guardar ni una mala prenda, para evitar así unos meses de jalarme de los pelos…en abril, no me digno ni a empezar la limpieza, vamos, que me limito a hacer lo normal y cotidiano de todos los días, eso sí, cuando llega Mayo, como dice la canción, ya va cambiando el ambiente, y los planes veraniegos vuelan por doquier, todo esto juntándose ya , con el desorden horrible y enfermizo que se desata en mi casa con la ropa y que, con toda probabilidad, se prolongará hasta octubre, cuando tenga que volver a cambiar el armario con la ropa de invierno…sí, inevitablemente mi casa SI se ha convertido en Zara durante las rebajas, y hay montones de prendas repartidas por toda la casa…pero que mi hogar esté lleno de mugre y cubierto de ropa, no me impide planear como una loca, todo lo que vamos a hacer en verano y, llevando por bandera el «ESTE AÑO SI», me dispongo a crear planazos veraniegos que harán de esos meses, «el verano de mi vida», sin percatarme de que el verano son tan solo 8 semanas, es decir, 8 fines de semana, porque junio y septiembre, ni lo contamos, por lo que nos queda julio y agosto, meses en los que pretendo encajar un montón de divertidos planes, como si de una ricachona me tratase y no tuviese que intercalarlos con deberes varios, y los indeseados imprevistos…
…porque aunque yo no quiera, en esas 8 semanas, tengo que trabajar, hacer tareas varias, acudir a las llamadas familiares, asistir a dos o tres cumpleaños, no digamos si hay bodas o bautizos, que si hay alguna visita, las fiestas del pueblo o ciudad, que si me tiro cuatro siestas, que si piscineo dos o tres veces y PON!!!! Ya estoy en septiembre, con trabajo acumulado de lo que no hice en el pre-verano y sin haber hecho ni el 10% de lo planeado…
…pero ¡¿¡¿¡POR QUE!?!?!…
Este iba a ser un verano low cost, sin grandes viajes vacacionales pero con más tiempo para hacer cosas, y sin saber como, he vuelto a no hacer NADA…y si se dijera, he ordenado mi mente y mis ideas, puesto al día mi archivo fotográfico, hecho ese álbum que nunca empiezo o leído En busca del tiempo perdido, tendría un pase, pero no, no he hecho NADA, y para algunos esto de no hacer nada, estará muy bien, pero yo que soy un culo inquieto, cuando miro atrás, y veo el verano perro que me he tirado, me entra el coraje de la vida…
…en fin, que esto es el día de la marmota y rara vez cambia, así que, solo me queda santiguarme ante lo que me espera al volver a casa, aprovechar las dos semanitas que quedan, para seguir haciendo NADA y empezar a planear el verano del año que viene, porque lo tengo claro…
«El año que viene sí».
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